El uno es el agua, el otro el jarro.
El orden recoge,
el amor fluye.
Orden y amor se entrelazan en su actuar.
Como una melodía, al sonar, se guía por las armonías,
así, el amor se guía por el orden.
Y como el oido dificilmente se habitua a las disonancias,
por mucho que se expliquen,
así nuestra alma dificilmente se hace
a un amor sin orden.
Algunos tratan a este orden
como si no fuera mas que una opinión,
que pudieran tener ó variar a gusto.
En realidad, empero, nos viene dado:
actúa aunque no lo entendamos.
No se idea, se encuentra.
Lo conocemos, igual que el sentido y el alma,
por su efecto.
Bert Hellinger