miércoles, octubre 11, 2006

Definición

Dede nuestro nacimiento, tod@s formamos parte de un sistema familiar y estamos ligados por profundos lazos de amor y lealtad, lo reconozcamos o no. A este sistema pertenecen nuestros padres, herman@s, cónyuges, hij@s, las generaciones pasadas y las personas que de alguna forma se han visto implicadas en el destino de nuestra familia.
Estas implicaciones pueden manifestarse como transtornos físicos, psíquicos, en la dificultad de encontrar pareja, en el trabajo, en un comportamiento conflictivo con algún miembro del sistema familiar,...
Ante una circunstancia, situación, personas, familia, tenemos una imagen, unos pensamientos, sentimientos, que tienen sus efectos. En un problema hay, posiblemente, un desorden (consciente o inconsciente) que lo esta originando.
Las CONSTELACIONES FAMILIARES permiten descubrir las dinámicas ocultas e implicaciones sistémicas, restablecer el orden familiar, de trabajo, de pareja, de relaciones, etc., fácilmente y cambiar esa imagen y la comprensión del problema. La nueva imagen obra sus efectos positivos, da alivio e integración, no sñolo para la persona que constela sino también para todas las pesonas implicadas. Se reatablece el respeto y aparecen soluciones que hacen fluir el amor para el bienestar de todos los miembros de la familia.

Since our birth, we all are part of a familiar system and are bound by deep bows of love and loyalty, we recognize it or no. To this system our parents belong, brothers, sisters, husband, wife, children, the last generations and the people who of some form have been themselves implied in the destiny of our family. These implications can be pronounced like physical, psychic transtornos, in the difficulty to find pair, the work, a conflicting behavior with some member of the familiar system... Before a circumstance, situation, people, family, we have an image, thoughts, feelings, that have their effects. In a problem there is, possibly, a disorder (conscious or unconscious) that this originating. The FAMILIAR ORDER allow to discover dynamic hidden and the sistemic implications, to restore the familiar order, of work, pair, relations, etc., easily and to change to that image and the understanding of the problem. The new image builds its positive effects, gives to lightening and integration, not sñolo for the person who constela but also for all pesonas implied. It restores the respect and appears solutions that make flow the love for the well-being of all the members of the family.

Mª José de Trueba

Cómo se trabaja en Constelaciones Familiares

La persona que quiera trabajar un asunto que le hace sufrir expresa el motivo que desea constelar y los sucesos importntes ocurridos en la familia, no los pensamientos ni sentimientos ni juicios. Después elige a representantes para aquellas personas que integran su sistema familiar, actual (pareja, hijos,...) o de origen (padres, herman@s,...), incluyendo un/una representante para sí mism@ colocándol@s en un espacio determinado y orientándol@s intuitivamente. A partir de ahí se despliega la dinámica de comprensión de los fenómenos y del sistema familiar. La finalidad última de una constelación es la sintonía del/de la participante con su propio destino.
Así, a través de la apertura a la propia realidad familiar, la exteriorización y comprensión de los sentimientos de l@s participantes y, finalmente, el uso de frases curativas, gestos corporales, se forma e interioriza una nueva imagen encaminada a soluciones alternativas y al asentamiento consciente con el propio destino.
Cuando la imagen interna y respeto estan unidos, caundo se hace consciente lo inconsciente, se vive y se toma la relaidad tal cual es, y la persona sigue su curso de vida fluida y libre.

The person whom it loves to work a subject that makes him suffer it express the reason that wishes to constelar and the happened events importntes in the family, not them thoughts neither feelings nor judgments. Later it chooses to representatives for those people who integrate their familiar, present system very intuitively (even, children...) or of origin (parents, brothers, sisters,...), including un/una representing for himself being placed in a certain space and orienting them. From the dynamics of understanding of the phenomena and the familiar system unfolds there. The last purpose of a constellation is the syntony del/de the participant with its own destiny. Thus, through the opening to the own familiar reality, the exteriorización and understanding of the participant feelings and, finally, the use of healing phrases, corporal gestures, understanding forms and a new image directed to alternative solutions and the conscious establishment with the own destiny. When the internal image and respect estan united, caundo becomes the unconscious thing conscious, it is lived and the relaidad is taken so as it is, and the person follows her course of fluid life and frees.

Conferencia Bert Hellinger - Los movimientos del Alma

El tema de mi conferencia de esta noche es “Los movimientos del alma”. ¿Qué significa eso exactamente?
Hay que verlo en relación con el trabajo de Constelaciones Familiares. El trabajo con Constelaciones Familiares es el método más importante con el que yo intento ayudar a familias y a personas individuales.
Para aquellos de vosotros que todavía no conocen tan bien este trabajo, lo explicaré brevemente.
Cuando alguien tiene un problema, que quizás tenga que ver con su familia (por ejemplo si una persona ve que en su familia ha habido varios miembros que se volvieron psicóticos, a través de varias generaciones), se puede suponer que en la familia hubo algún suceso especial, por lo que se mira de encontrar soluciones para dar un giro positivos a estos destinos tan difíciles. Y para esto sirve el trabajo con Constelaciones.
Por tanto, cuando un cliente viene a un grupo y relata el problema, con la ayuda de los demás participantes del grupo se configura su familia, bien sea su familia actual o la familia de la que proviene. Elige de entre los presentes a representantes, por ejemplo, para su padre, para su madre, para sus hermanos y también para sí mismo.
Después configura estas personas, las va posicionando y relacionando en el espacio y, si lo hace de forma centrada, algo surge que a él mismo lo sorprende. Por ejemplo, ve de repente que todos miran en una misma dirección y con esto se puede deducir que todos están mirando a alguien que fue olvidado o excluido. Así, cuando uno pregunta, el cliente de repente se acuerda deque la madre de su madre murió en el parto. Donde algo así ocurre en una familia, los demás lo sienten como miedo. Por tanto, preferirían no mirarlo. Pero la Constelación muestra que todos están mirando allá, y el alma del individuo mira también hacia allá.
Y así yo, como terapeuta, elijo a una representante para aquella mujer que murió en el parto y la pongo delante de los demás representantes. De repente los sentimientos de todos los implicados cambian. Quizá, antes estaban rígidos y ahora pueden moverse y se dan cuenta de la importancia que aquella mujer tiene para ellos. Quizá una hija de aquella familia se acerca a la abuela y la abraza con un profundo amor y ahí se puede ver que esa hija, que nunca conoció a la abuela, está vinculada con ella mediante un profundo amor.
Si uno luego investiga, la madre tal vez diga: “Si, esta hija ya varias veces dijo que quería morirse”. Es decir, esa hija quiere ir con la abuela muerta. De repente sale a la luz una conexión entre aquella abuela y la nieta. Eso es lo que yo llamo implicaciones sistémicas.
Por tanto, a través del trabajo con Constelaciones Familiares muchas veces se muestra que alguien pretende imitar a otro miembro de la familia, es decir, que quiere tener el mismo destino que otra persona, sin que esa persona sepa nada de la otra.
Y así de repente, a través del trabajo con Constelaciones, se revelan unas leyes, unos órdenes, según los cuales las personas se comportan, muchas veces en su propio detrimento, porque interiormente quisieran ayudar a otra persona, pero no pueden hacerlo. Si esa hija muriera, nada se solucionaría. La abuela no se encontrará mejor y todo el resto de la familia también estará peor.
Por tanto, con la ayuda del trabajo con Constelaciones, haciendo pequeños cambios en la imagen, o sacando los movimientos profundos del alma o también las frases secretas del amor, uno puede liberar a otras personas de esas implicaciones.
Es decir, volviendo sobre el ejemplo de antes, si aquella nieta va hacia su abuela, yo le pido que le mire a los ojos y le diga: “Querida abuela, me gustaría morir como tú, por amor hacia ti, para guardar tu memoria”. Así sale a la luz el profundo amor de esa nieta a su abuela.
¿Y cómo reacciona la abuela, entonces? Ella le dice: “Querida nieta, puedes venir conmigo más tarde, cuando ya te hayas hecho grande y vieja, entonces te esperaré. Pero ahora me alegro si sigues con vida. Te bendigo, si sigues con vida”. Así la nieta puede tomar aquello de la abuela y en vez de querer morir por amor a la abuela, ahora, por amor a la abuela, quiere vivir.
De este modo, a través de las Constelaciones Familiares se pueden iniciar y también mostrar unas soluciones preciosas para toda la familia.
Eso sería la parte de fuera, pero en el trabajo con Constelaciones ocurre algo extraordinario: los representantes, una vez configurados, sienten de la misma manera que las personas reales que ellas representan, sin que las conozcan. A veces incluso desarrollan los síntomas de las personas que ellos representan. De pronto, alguien se queda sin aliento, no puede respirar, y preguntando uno puede saber que la persona que él representa tiene asma... o la voz cambia... o alguien de repente tiene la expresión de una rabia asesina y recibimos la información de que la persona que representa tenía ese tipo de rabia asesina contra otro miembro de la familia.
La pregunta es: ¿cómo es posible este fenómeno: que alguien lo perciba inmediatamente, sin saber nada de todo ello?
Yo tengo una explicación, una imagen. No sé si es exacta. Todas estas cosas son misteriosas. Pero la imagen que yo me hago, es la mejor para explicarlo.

El alma

Ahora diré algo sobre el alma, ya que el tema de esta conferencia es “los movimientos del alma”. ¿De qué alma se trata en este caso?
Aquí, entre nosotros, en el mundo de Occidente, bajo la influencia del cristianismo -pero si lo miramos bien, no fue el cristianismo, sino la filosofía griega que más tarde fluyó también en el cristianismo-, tenemos la idea de que cada persona tiene un alma, le pertenece, tiene que cuidarla, incluso tiene que salvarla, como si se pudiera perder.
Algunos incluso tienen la imagen de que el alma esté encerrada en el cuerpo, como en una prisión, y el alma desearía salir de esa prisión, para por fin dejar atrás al cuerpo y llegar al cielo, sin ese lastre. Es una imagen muy extraña.
Solamente quisiera aportar una diferenciación, para que veáis lo absurdo que es. Un hombre ama a una mujer. ¿Cómo la puede amar, si ambos llevan un alma en su interior, presa de su cuerpo? ¿Cómo pueden entrar en relación el uno con el otro? ¿Cómo pueden amarse, cómo podrían comprenderse, y si se miran a los ojos, por qué pueden mirar al corazón del otro, si cada uno está con su alma? No.
Ellos dos tienen un alma en común lo cual significa que ambos participan en un alma mayor. No es que cada uno de nosotros tengamos un alma, sino que todos nosotros pertenecemos a un alma más grande.
Cuando lo comprendemos nos volvemos serenos, el corazón se abre de par en par.
De repente podemos ver a todos aquí en una Gran Alma. Sabemos que estamos unidos con todos y que todos nosotros somos iguales en esta Gran Alma.
Esto es una idea muy bella, y en el trabajo con Constelaciones se evidencia que nos hallamos en un alma grande. Así es posible que sepamos qué es lo que ocurre en otras personas que ni siquiera conocemos. Esas personas pueden influir sobre nosotros. De repente podemos sentir como ellos, como si nos poseyeran, como si tomaran posesión de nosotros, y así, cuando esto ocurre, ya no somos nosotros los que tenemos que hacer nada, sino que el alma obra para ayudar a todos - siempre y cuando nosotros nos entreguemos a ella y nos abandonemos a los profundos movimientos del alma.
Pero, ¿quién sabe hacer esto? Muy pocos lo saben hacer. ¿Por qué? Hay algo que se opone.

La conciencia

Y ahora tocaré un tema muy difícil. Al alma y a los movimientos del alma, se opone algo que tradicionalmente estimamos muchísimo, como si fuera algo muy especial, incluso, pensamos que Dios mismo nos lo dio: la conciencia.
Muchos dicen “la conciencia es la voz de Dios en mi alma”. Pero si os fijáis bien, cuando una persona dice “yo lo hago siguiendo mi conciencia”, “mi conciencia me obliga a hacer esto”, por regla general, ¿qué es lo que hace?
Quien de esta manera se remonta a su conciencia, por regla general le hace daño a otra persona. ¿Y eso lo habrá hecho por un mandamiento de Dios? No, la conciencia no tiene nada que ver con Dios.
Mirando cómo funciona esa conciencia, primero sentimos que tenemos un sentimiento de culpa y, a veces, muchas veces, un sentimiento de inocencia. Cuando nos sentimos inocentes nos sentimos bien, y también ligeros y serenos. Sintiéndonos culpables nos sentimos cargados, no nos encontramos tan bien.
Es decir, la conciencia nos dirige a través de un sentimiento agradable, eso sería la inocencia, y a través de un sentimiento desagradable, lo cual sería la culpa.
Algo similar ocurre en nosotros con el sentido del equilibrio. Si estamos en equilibrio, nos sentimos seguros. En cuanto nos salimos del equilibrio, la sensación es tan desagradable, que inmediatamente procuramos recuperar el equilibrio. También el sentido del equilibrio nos va dirigiendo a través de un sentimiento agradable y otro desagradable. No es nada más que un sentido muy normal e instintivo, pero no es ciego, porque de inmediato percibe lo necesario. Por tanto, al mismo tiempo es sabio. Mirando este ejemplo, tal vez podamos comprender mejor, más fácilmente, cómo actúa la conciencia.
También la conciencia es un sentido instintivo, con el que inmediatamente podemos percibir algo que para nosotros resulta bueno o peligroso.
¿Cuál es, pues, la meta de la conciencia? La conciencia nos vincula con nuestra familia. Cuando un hijo hace algo que le asegura la pertenencia a la familia, si se comporta -como nosotros decimos- “bien”, este hijo se siente inocente. Pero “inocente” no únicamente significa que puede estar contento de formar parte de la familia y puede estar seguro de poder formar parte. Si, en cambio, el hijo hace algo que en la familia se considera malo, este hijo desarrolla una mala conciencia y esa mala conciencia es tan desagradable que el hijo corregirá su comportamiento para volver a ser “bueno”, como solemos decir. Y así puede volver a estar seguro de su pertenencia.
Es decir, con la ayuda de la conciencia, en cualquier momento percibimos aquello que asegura la pertenencia y aquello que la pone en peligro, y eso no solamente es válido para nuestra familia, también es válido para cualquier otro grupo.
Por ejemplo, nosotros ahora aquí formamos un grupo, cualquiera de nosotros sabe cómo tiene que comportarse para poder permanecer aquí. Ahora estáis aquí sentados en vuestras butacas y me estáis escuchando atentamente y sabéis: “si me comporto así, puedo quedarme”. Si ahora alguno empezara a hacer ruido, molestando a todo este grupo. - ¿Qué hacemos entonces? Le echaremos y pierde la pertenencia a este grupo. Y cualquiera sabe de forma instintiva que si se comportara así, le pasaría eso. Por tanto, no lo hacemos, porque sería tan desagradable hacer ese ridículo, que lo dejamos estar.
Todo grupo tiene determinadas reglas que uno tiene que respetar para formar parte, y uno sabe que si infringe esas reglas, pierde la pertenencia al grupo.
Por tanto, no tenemos solamente una conciencia, sino que tenemos muchas. Por ejemplo, tenemos una conciencia con nuestra madre, y otra con nuestro padre. Aquello que le parece bien al padre, a veces para la madre no es nada. Y al revés. Con la ayuda de la conciencia sabemos exactamente cómo tenemos que comportarnos con la madre y cómo con el padre. O un niño sabe que en el colegio se tiene que comportar de una manera distinta que en casa, y entre los amigos, de otra manera que en casa. Y en el club de fútbol, diferente que en la iglesia...
Siempre nos damos cuenta inmediatamente de qué tenemos que hacer para formar parte y qué tenemos que evitar para no perder esa pertenencia. Suena muy fácil, pero ¿qué es lo que esa conciencia hace realmente? Inicia una distinción en el mundo. A saber, la distinción entre el bien y el mal. Bueno es aquello que nos asegura la pertenencia, malo es aquello que la pone en peligro.
Si ahora alguien infringe las reglas de una familia, ella, con la conciencia absolutamente tranquila, lo excluirá. Así, esa conciencia se vuelve mala, ese sería el marco estrecho.
Pero fijémonos ahora en las relaciones entre diferentes grupos. Por ejemplo, en un pueblo como la Argentina. Aquí hay diversos grupos: los unos se sienten mejores, otros son considerados inferiores; algunos son venerados, otros son desterrados. Y todo esto con la ayuda de la conciencia. Esta conciencia es la que sentimos y es relativamente simple de comprender.
Pero volviendo ahora al ejemplo de un principio. Hablando, por ejemplo, de los movimientos que se van desarrollando cuando la nieta pretende seguir a su abuela a la muerte. Por una parte veremos que esa nieta se siente buena, ya que siente el amor hacia su abuela, y muy profundamente en su alma está convencida de hacer algo bueno.
Pero si miramos a la familia como un conjunto, y no solamente a la familia más inmediata (el padre, la madre y los hijos), sino también las generaciones anteriores, vemos que existen patrones repetitivos. Toda la red familiar se comporta como si tuviera una conciencia común. Esa conciencia no se puede sentir, únicamente se muestra a través del trabajo con Constelaciones.
Esta conciencia sigue a leyes totalmente distintas que la conciencia que nosotros sentimos. Os daré un ejemplo. Vino a verme un hombre que dijo que acaba de saber que en su familia durante los últimos cien años, varios hombres se suicidaron, siempre a la edad de 27 años y siempre un 31 de diciembre. Es curioso, ¿no? El hombre era abogado, y empezó a investigar para saber qué había ocurrido. Observando ese patrón en su familia, se dio cuenta de que un primo suyo iba a cumplir los 27 años y que el 31 de diciembre se estaba acercando. Así fue a verlo para advertirlo, y ese primo ya había comprado un revolver para pegarse un tiro. El abogado pudo disuadirlo. Al final, sus investigaciones dieron el siguiente resultado: el primer marido de su bisabuela murió con 27 años un 31 de diciembre. El hombre siguió investigando y supo que esa bisabuela, poco después, se casó con otro hombre, que fue su bisabuelo. Y estos dos envenenaron al primer marido de la bisabuela.
Es decir, algo ocurrió hace muchísimos años y, sin embargo, seguía actuando a través de las generaciones en esa familia, de una forma que nos tiene que espantar. ¿Qué ocurre aquí? La conciencia común, la conciencia inconsciente colectiva de esa familia no permite que nadie sea excluido, que nadie sufra ninguna injusticia, sin que más tarde esta persona excluida, en este caso, el asesinado, fuera representado a través de otros miembros de la familia, que toman sobre sí el mismo destino. En este caso, el destino de morir a la misma edad el mismo día, hasta que aquel hombre del principio, el primer marido de la bisabuela, pueda salir a la luz de nuevo. De manera que surja la injusticia que él sufrió, para que le den la honra y sea reintegrado, y vuelva a ser de nuevo un miembro de esa familia.
Esta conciencia sigue una ley importante. Esa ley dice: cualquier miembro de la familia, independientemente de cómo sea, tiene el mismo derecho a la pertenencia que todos los demás.
Por tanto, en esta conciencia, la distinción entre bueno y malo, como lo establece la conciencia personal, no existe. En cambio, busca mantener la integridad de toda la familia, pero de una manera que no le ayuda a nadie. Porque no le ayuda nada al primer marido de la bisabuela el hecho de que, años después, tres hombres o más se suiciden a la misma edad, el mismo día. Lo único que ocurre es que la desgracia se perpetúa.
¿Cómo se puede salir de este círculo vicioso? No podemos hacerlo con la ayuda de la conciencia. Tienen que obrar otras fuerzas para que esto se logre y eso es lo que yo llamo los movimientos del alma: los movimientos de la gran alma de la que todos participamos. Esta Gran Alma quiere reintegrar a todos los que están separados. En este caso lo hice de la siguiente manera.
Ese abogado que encontró esos hechos terribles sobre el marido de su bisabuela acudió a mi, presa del pánico, en peligro agudo de suicidarse. Fui con él a mi habitación, le dije que se apoyara de espaldas en una de las paredes y en el otro lado se imaginara al primer marido de su bisabuela y le dijera: “Sé lo que hicieron contigo, yo te honro y te doy un lugar en mi corazón y, por favor, mírame con buenos ojos si sigo con vida”. E inmediatamente pudo sentir cómo ese primer marido de su bisabuela le miró amablemente. Este hombre había sido reintegrado en la familia y para mi cliente el peligro de suicidarse había acabado. Nunca más lo sintió.
Al mismo tiempo también le dije que mirara a su bisabuela y a su bisabuelo y les dijera “Sé lo que hicisteis, vosotros le matasteis. Ahora vosotros tenéis que asumir la culpa”. De modo qué él ya no tenía que hacerse cargo de esa culpa, porque lo que estaba ocurriendo era que aquellos que se habían suicidado eran al mismo tiempo asesinos y víctimas. Es decir, al mismo tiempo estaban identificados con el primer marido de la bisabuela y también, con los asesinos, la bisabuela y su segundo marido.
¿Cómo actúa ahora la Gran Alma? La Gran Alma hace que tanto las víctimas como los perpetradores se encuentren en un mismo nivel. Al final, las víctimas tienen que admitir a los perpetradores muertos. Los perpetradores muertos tienen que ponerse al lado de las víctimas muertas, echarse a su lado y sentir con ellos el dolor. Y así quizá puedan encontrar la paz.
Quisiera explicarlo también con otro ejemplo. El año pasado estuve en Israel y también allí hice Constelaciones Familiares y una mujer contó que su padre fue asesinado por un árabe. Así configuramos a tan sólo dos personas: al padre de esa cliente, es decir, un israelí, y su asesino, cuyo representante fue también israelí. Estaban el uno en frente del otro. El perpetrador tenía grandes dificultades para mirar a los ojos de su víctima. Primero se retiró moviendo el puño y después, muy poco a poco, empezó a mirar al otro. De repente entre ellos dos empezó a desarrollarse un amor muy profundo. El representante del asesinado extendió su brazo y el otro, bajo un dolor intenso, empezó a acercarse a él. Finalmente se abrazaron durante mucho tiempo, muy entrañablemente. Después el representante de la víctima se dejó caer al suelo, se echó de espaldas y el representante del árabe se puso a su lado y así estuvieron en paz. Todo transcurrió sin ninguna intervención exterior de parte del terapeuta. Se desarrolló por sí solo en el alma de estos representantes.
Ésos serían movimientos del alma. Es lo que hace que aquello que estaba separado se vuelva a unir y hace que todos sean iguales.
Por esta noche solamente he dado una idea global, una primera impresión de lo que sería posible. Gracias a Dios, ahora ya hay varios libros míos en español, también hay videos en español, donde uno puede leer y ver para aprender y comprender mejor.

Y ahora pienso que daré la oportunidad de formular preguntas.

Pregunta: escuché atentamente lo que Ud. dijo y en muchos tramos habló de lo que es la conciencia, pero no nombra al inconsciente. De hecho lo nombró una sola vez cuando habló del sentimiento y el deseo de pertenencia a la familia y aquel que no pertenece siente un rechazo absoluto. Primero no quedó claro de quién es el sentimiento de rechazo. Y hay ejemplos en la historia de la humanidad de personas que pertenecieron a la familia científica. ¿Por qué hablar de rechazo a la no pertenencia, si por ejemplo Galileo Galilei fue expulsado de la familia científica y a pesar de eso la humanidad tuvo avances inconmensurables?
Hellinger: Creo que esas preguntas nos apartan en lo que aquí en realidad cuenta. Lo que aquí cuenta es saber qué cosa ayuda cuando una persona está implicada en su sistema familiar y está haciendo algo que en realidad le hace daño. Quisiera explicarlo de una forma distinta también. Quien está sano, por regla general está bien. Eso se podría comparar al sentimiento de inocencia si yo hago aquello que me asegura la pertenencia. Quien cae enfermo, se siente mal y sintiéndose tan mal, hace todo para recuperar su salud, y eso sería comparable a la mala conciencia. Es decir, el efecto de la enfermedad sería similar al efecto de la mala conciencia.
Pero también hay muchas personas que cuando escuchan que están gravemente enferma, se sienten aliviadas, incluso felices. Un amigo mío, un médico, participó en un proyecto de investigación en la Universidad de Heilbek con el que querían saber si, cuando mujeres acudían a un examen médico para averiguar si tenían cáncer, uno, aún antes del diagnóstico real, podía saber si la mujer tenía cáncer. Así pudieron comprobar, muy fácilmente, con un alto grado de acierto, que todas las que tenían miedo de morir, no tenían cáncer... El cáncer muchas veces muestra que no solamente se trata de una enfermedad del cuerpo, sino que esa persona desea morir. Por eso tampoco ayuda nada si esa persona tan solo recibe medicamentos, cuando el alma no está dispuesta a estar sana.
Otro ejemplo, un amigo mío dirige una gran clínica y un jefe de departamento, de repente, desarrolló un tumor cerebral. Yo le pregunté, cómo reaccionó ese hombre al saberlo, cuando supo ese diagnóstico. Me dijo: Estaba encantado. ¿No es curioso? Es decir, aquí actúan fuerzas que hay que mirar muy detenidamente. Por tanto, cuando aquí hablamos del alma o de la buena o conciencia, se trata de ayudar a personas que se encuentren en una situación así.
He trabajado mucho con pacientes de cáncer y muchas veces se puede ver, sobre todo en mujeres, que ellas se niegan a respetar a su madre y yo cuando en una constelación les pido que se inclinen ante su madre, que se inclinen profundamente, dándole la honra, estas mujeres se niegan de una forma que nos hace suponer que preferirían morir antes que dar la honra a su madre. ¿No es curioso?

http://www.fritzgestalt.com/artihellinger.htm


Ejercicio - Bert Hellinger

Ejercicio

En este contexto, haré un ejercicio con vosotros acerca de los movimientos del alma, para que quizás podáis distinguir esa precisión en vuestra propia alma.
Podéis cerrar los ojos y os imagináis que estáis delante de vuestros padres... están a alguna distancia el uno al lado del otro... y detrás de vuestros padres, están sus padres... y detrás de éstos, otra vez, sus padres... y después los padres de éstos... Una larga fila.
Y así estáis delante de vuestros padres, y detrás de ellos veis a todos sus antepasados... y, lejos, lejos, detrás de todos... intuís una fuerza misteriosa, de la que no sabemos nada, pero que reconocemos por sus efectos... Y de tan lejos, nos fluye la vida... a través de todas esas generaciones, hasta los padres, y de los padres hacia vosotros. Y esa vida que viene de muy lejos es absolutamente pura, sin ninguna perturbación... fluye a través de todos, sin disminuir, siempre sigue siendo la misma... y así esta vida fluye a través de vuestros padres hacia vosotros...
Y después os inclináis profundamente ante los padres... ante sus padres... ante sus padres... más allá, lejos, de todas esas generaciones y también del misterio del que esta vida proviene...
Ahora, ¿tiene alguna importancia saber cómo eran esos padres? Sean como sean, a través de todos ellos, la vida fluye pura y plenamente...
Y ahora podéis abrir el corazón de par en par, recibir esa vida en vosotros. Os dais la vuelta, os apoyáis de espaldas contra los padres, y miráis hacia delante... hacia vuestros hijos, los nietos y las demás generaciones que aún vendrán... Vosotros estáis en medio de ese gran río y todos, a través de los que esta vida fluye, son iguales. Igual de grandes, igual de pequeños, igual de buenos... todos no son más que hombres...

(Tres minutos de silencio)


In this context, I will make an exercise with you about the movements of the soul, so that perhaps you prune to distinguish that precision in your own soul.
You can close the eyes and you imagine that you are in front of your parents... are to some distance the one next to the other... and behind your parents, are its parents... and behind these, again, its parents... and later the parents of these... One releases row. And thus you are in front of your parents, and behind them you see all its ancestors... and, far, far, behind all... you intuit a mysterious force, of which we do not know anything, but that we recognize by its effects... And of so far, the life... through all those generations flows to us, until the parents, and of the parents towards you. And that life that comes from very far is absolutely pure, without no disturbance... flows through all, without diminishing, it always continues being the same one... and thus this life flows through your parents towards you... And later you incline deeply before the parents... before its parents... before its parents... further on, far, of all those generations and also of the mystery from which this life comes... Now, it has some importance of knowing how were those parents? Be as they are, through all of them, the life flows purely and totally... And now you can open the heart wide, to receive that life in you. You occur the return, you lean of backs against the parents, and watch towards ahead... towards your children, the grandsons and the other generations that still will come... You are in the middle of that great river and all, through which this life flows, are equal. Equal of great, equal of small, equal of good... all they are not more than men... (Three minutes of silence)

Entrevista a Bert Hellinger

Entrevista con Bert Hellinger
(Berlín, 16 de junio 1995)

Traducción: Sylvia Gómez Pedra


PREGUNTA Me gustaría hablar contigo del trasfondo de tu terapia y de qué significa percibir fenomenológicamente. Frecuentemente captas un misterio que lleva a cambios fundamentales, sin que pueda definirse exactamente. ¿Cómo describirías este proceso?

BERT HELLINGER Si te entiendo bien, te refieres a la descripción del proceso del conocimiento.

Lo primero sería que este proceso no puede comprenderse bajo los conceptos de intuición o de experiencia. Para mí es mucho más. La intuición, para mí es una comprensión espontánea de cómo y dónde sigue el camino. Está orientada hacia el futuro. Surge en el momento, sin mi intervención.

Mi proceso del conocimiento, en cambio, lo defino como percepción. Es algo totalmente distinto. Percepción significa que me expongo a un contexto determinado, por ejemplo, mirando qué ocurre cuando las personas se remiten a su conciencia, o si alegan que actúan a conciencia. Éste es un fenómeno muy polifacético que durante mucho tiempo no logré comprender. Así, pues, durante años simplemente me exponía a ello, con la atención centrada, hasta que, de repente, percibí lo que "conciencia" significaba esencialmente.

La conciencia es un órgano de equilibrio sistémico con cuya ayuda cualquier persona puede percibir inmediatamente si se encuentra en concordancia con el sistema o no; si hace algo que le asegura la pertenencia, o si hace algo que amenaza o anula su pertenencia. Por tanto, se ha mostrado que la buena conciencia no significa más que: "aún puedo formar parte"; y que la mala conciencia significa: "debo temer que ya no puedo formar parte".

Así, pues, de una gran variedad de fenómenos, de repente se captó lo esencial. Esto es lo que yo llamo un procedimiento fenomenológico. No tiene nada que ver con imágenes preconcebidas, ni tampoco con la intención de imponer algo, por ejemplo, una idea, o de conservar determinadas tradiciones. Se trata de un proceso sumamente sencillo, centrado, sin intenciones ni miedos.

PREGUNTA Muchos terapeutas familiares sistémicos tienen un concepto de terapia algo diferente. Según su entender, el inventar verdades ?ellos dicen historias? desempeña un papel importante, porque creen que es imposible descubrir ?entre comillas? una verdad objetiva. El trabajo aquí muestra que la palabra "encontrar" sería, quizás, un concepto más acertado que "inventar"; por ejemplo, cuando vemos que algo simplemente está en cuanto se configura una familia.

BERT HELLINGER En los procesos de conocimiento, en cuanto se apunta a algo absoluto, ya no funciona. El conocimiento es un proceso vital, sirve a la vida. El conocimiento resulta de una interacción con algo que, no obstante, no necesito comprender como tal. Comprendo el resultado de la interacción. En este punto es posible ver que cuando dos personas se exponen a un mismo fenómeno, queriendo lograr algo en relación a ese fenómeno, el uno consigue más que el otro. Si lo comprendido únicamente fuera inventado, no se podría distinguir ningún más ni menos en el resultado.

Por tanto, existe una orientación en algo que va más allá de la construcción. En el trabajo con constelaciones familiares, por ejemplo, se ve que los participantes pueden percibir lo que ocurre en un sistema que ni siquiera conocen. Los conceptos constructivistas no permiten en absoluto captar este proceso. Sin embargo, es indiscutible que el constructivismo lleva una parte de verdad, que se puede ver que algo no es más que una construcción y que, a pesar de todo, muchos se dejan engañar, por ejemplo, por ideologías. Pero la solución y la meta precisamente consisten en desprenderse de los constructos, permitiéndose percibir una vez más y con más detalle aquello que es.

PREGUNTA ¿Qué actúa en tu forma de terapia? ¿Qué cambia en relación al sistema, al individuo, a su enfermedad y su sanación?

BERT HELLINGER Primeramente, quisiera decir qué es lo que yo entiendo por orden, ya que la efectividad resulta de un orden encontrado. Cuando encuentro un orden, el orden acertado ?de momento lo diré de esta manera tan categórica?, este hecho tiene un efecto sanador o liberador en un sistema.

Un orden es algo predeterminado. Así, por ejemplo, un árbol se desarrolla siguiendo un determinado orden. Está predeterminado para él. No puede salirse de este orden; de lo contrario, ya no sería árbol. De la misma manera, también la persona humana se desarrolla según un orden determinado. Estos órdenes nos vienen dados de antemano.

Sin embargo, algunos dicen que el orden tendría que ser diferente de como lo encuentran, porque ellos desearían algo distinto. Así, se construyen un orden de acuerdo con sus propios deseos, sin tener en cuenta cuál sería el orden predeterminado. El orden predeterminado es algo oculto; no puedo encontrarlo tan fácilmente ni, menos aún, inventarlo.

Para mí, el proceso de encontrar determinados órdenes se desarrolla de la siguiente manera: me retiro sobre mí mismo abriendo, al mismo tiempo, mi mirada para aquello que tengo delante de mí, sin intenciones y sin miedo a las consecuencias. Estando centrado y atento de esta manera, me encuentro en contacto con algo más grande. No puedo definirlo. A veces lo llamo alma, o Gran Alma, o algo misterioso de donde nace la fuerza. Estando en contacto con ello, reconozco estructuras que ayudan o impiden.

En lo que al orden se refiere, mantengo lo siguiente: el orden se muestra en aquello que por una parte une y, por otra, permite un desarrollo. Ambos elementos tienen que estar presentes. De una familia en la que todos se sienten mal cuando la configuramos, supongo que se encuentra en desorden. Así, busco el orden sanador, el orden que libera. Una vez encontrado este orden, veo que es un orden que une a todos, permitiendo al mismo tiempo el desarrollo ulterior de cada uno.

Estos órdenes pueden ser reconocidos y aplicados en un nivel más bien superficial o en un nivel más profundo. Así, por ejemplo, al encontrarse órdenes que llevan a la enfermedad y órdenes que sanan, la persona puede trabajar con ellos a un nivel relativamente superficial, porque los sabe. De esta manera, sin embargo, no trabaja partiendo de un conocimiento inmediato del orden, sino de aquello que ha oído de él o que ya antes reconoció; es decir, aplica sus conocimientos. Ésta es una posibilidad de trabajar con el conocimiento de determinados órdenes. De esta manera, sin embargo, mi efectividad será limitada.

En cambio, cuando deseo lograr algo a un nivel profundo, tengo que recogerme mucho más profundamente. Este recogimiento se dirige a un centro vacío. Así estoy en contacto con algo sanador que no puedo explicar. No obstante, se muestra por sus efectos. Comunicando aquello que de esta forma capto, los efectos me permiten comprobar inmediatamente si realmente estuve en contacto o no. Puedo ver, por ejemplo, si mi percepción desencadena un movimiento en el otro o si tan sólo causa curiosidad, u objeciones y preguntas. Por tanto, aquí se distinguen diversos niveles.

PREGUNTA Vuelvo a los órdenes. Tengo la impresión de que éste es el punto en que tu trabajo topa con la mayor incomprensión y con el reproche de una actitud supuestamente dogmática. Yo, personalmente, no lo vivo así. Para mí, eres un verdadero empírico, porque procedes de manera fenomenológica. Pero también veo que este trabajo requiere una actitud de tacto y de respeto. También en este seminario me sorprende ver con qué calma y recogimiento mantienes esta actitud. Ya que muchas veces se desarrollan situaciones muy cargadas, hecho que también se plasma en el público. ¿De dónde sacas la fuerza para esta actitud? ¿Cómo te mantienes en este recogimiento y en esta claridad de percepción?

BERT HELLINGER La calma, al igual que la percepción, proviene del asentimiento al mundo tal como se presenta, es decir, sin la intención de cambiarlo. En el fondo, ésta es una actitud religiosa, porque se integra en un todo mayor sin arrogarse la capacidad de saberlo mejor, o de poder lograr un desenlace mejor que aquél que las fuerzas profundas, de por sí, procuran. Por tanto, para mí, la actitud fundamental es la de asentir a todo tal como es. Cuando veo algo bello, para mí forma parte del mundo al que asiento. Y cuando veo algo terrible, también asiento a ello. Tanto lo uno como lo otro. Esto es lo que suelo llamar humildad: el asentimiento al mundo tal como se presenta. Sólo este asentimiento me permite percibir con exactitud. De lo contrario, mis constructos ?de momento los llamaré así? o mis intenciones o ideologías me impiden la percepción.
Aún hay que tener en cuenta otro hecho más: el orden no se muestra con claridad, sino que se presenta de manera diferente en cada momento. En él hay una gran variedad, una plenitud. Únicamente surge puntualmente. Por tanto, una constelación familiar es distinta de la otra, aunque por sus situaciones básicas sean similares. Ahora bien, aquello que percibo en ese momento, también lo digo. Entonces algunos lo consideran una afirmación o una verdad generales. Pero precisamente no es así. Se trata de una percepción de algo que surge de esta forma en un momento determinado. Esta percepción es válida para ese momento, y en ese momento es también absolutamente comprensible. Sin embargo, si lo desligo de la percepción del momento, convirtiéndolo en una doctrina, mis palabras parecen dogmáticas.

PREGUNTA Cuando se da tanto y se toma tanto, ¿cómo es posible guardar los propios límites como persona?

BERT HELLINGER El terapeuta puede hacerlo si en este trabajo pasa a un nivel superior ?también podría decirse inferior, no tiene ninguna importancia en este caso. Pero la imagen del nivel superior es más bella. Cuando estoy en una montaña, mirando a mi alrededor, no necesito guardar mis límites. En la plenitud no es necesario poner límites. En cambio, acercándome demasiado a un asunto o cargando con algo ajeno, ya no soy sólo alguien que mira. Entonces es difícil guardar los límites.

PREGUNTA Después de haber visto tu trabajo, me pregunto cuántos sentidos tendrás realmente. Y muy especialmente pregunto: ¿Qué puedes encomendarles a otros para ejercitar sus sentidos de una manera similar?

BERT HELLINGER En este trabajo, los órganos sensoriales de todos modos tienen que estar abiertos. Aparte de eso, sin embargo, aún existe una especie de percepción íntegra. La percepción íntegra se hace posible cuando le doy un lugar a todo, sin excluir nada. En una constelación familiar, le doy un lugar en mi corazón a cada uno, también a aquéllos que parecen los malos o los perpetradores, o ante los que otros sienten miedo o repugnancia. También a ellos les doy un lugar. De esta manera estoy en contacto con una totalidad ? yo lo vivo como una totalidad. Además, siempre veo a una persona como parte de un todo mayor. Cuando trabajo con ella como terapeuta, en el fondo no me dirijo a esta persona como persona, o a su yo, sino que hablo a su alma, allí donde se encuentra unida con algo mas grande. De esta manera se logra mucho más que limitándome a aquello que aparece en un primer plano.

¿Cómo se puede ejercitar? Se ejercita la percepción íntegra. A partir de ahí, todo lo demás resulta con toda facilidad.
PREGUNTA Me gustaría volver sobre la pregunta de qué es lo que actúa. Me llama la atención que les exiges mucho a los pacientes, que vas hasta el límite. Y también me he dado cuenta de que interrumpes el trabajo en un punto determinado para que después siga desarrollándose, desplegándose sólo, para que la fuerza actúe. ¿Puedes describir más detalladamente por qué y cómo lo haces?

BERT HELLINGER Sí. Con el paciente, o el cliente, repaso todo el campo de las consecuencias de su comportamiento, o de las consecuencias de los destinos en su familia. No lo limito a algo feliz o fácil, sino también miro lo difícil, justamente lo difícil. Y lo acompaño hasta la frontera, donde él y su sistema se hallan amenazados. Lo acompaño hasta ahí, con valentía, sin miedo. En último extremo, me supone encarar también la posibilidad de que la persona se muera o que haya un desenlace fatal. Todo eso lo repaso con él, hacia todos los lados. Así, abarco todo el campo de la realidad de este sistema. Una vez repasado todo este ámbito, sé dónde se encuentran los límites y qué es posible o imposible dentro de este campo.

Cuando el paciente conoce los límites, se le abre la posibilidad de establecer cambios. Sólo así percibe lo que es posible, tanto para mal como para bien, y eso le da fuerza. Con esta fuerza se busca la solución que sea posible, la mejor para todos. A veces, en el límite extremo, la solución significa tener que asentir también al final y al hecho de que no existe ninguna solución más fácil. En la mayoría de los casos, sin embargo, aún es posible encontrar otra solución. Ahora que he ido hasta el límite con el cliente, esta solución puede lograrse con mucha más facilidad que antes. Ahora ve sus posibilidades y sus límites, pudiendo encontrar más fácilmente el camino apropiado para sí mismo.

PREGUNTA Quisiera hacer una pregunta en relación al "amor". En el curso de este seminario, también dijiste que cuando se perdía el amor, el sistema caía en desorden, y cuando se reconocía y recuperaba el amor, el sistema podía volver al orden. ¿Qué ocurre en el fondo?

BERT HELLINGER Antes de responder a esta pregunta, quisiera volver sobre el orden. Aquello que nosotros llamamos valores o sentido, es algo que sirve al orden, es decir, a aquello que sirve a la unión y al desarrollo ulterior. Por este motivo, el orden siempre ocupa el primer lugar. Todo lo demás se halla al servicio de este orden. Por tanto, no puedo pretender cambiar el orden a través de los valores, diciendo: "Éste es el valor supremo; por tanto, el orden tiene que amoldarse a este valor." No, al revés: el valor se amolda al orden. También el amor sigue al orden, se halla al servicio del orden.

La más alta expresión del amor es confirmarle al otro la pertenencia al sistema, o, más exactamente, confirmar que tiene el mismo derecho a la pertenencia que yo. Al mismo tiempo, también le exijo que reconozca que yo reclamo el mismo derecho a la pertenencia que él. De esta confirmación mutua se desarrolla un profundo sentimiento de solidaridad. Éste sería el amor que libera.

Debajo, aún actúan otras formas del amor, por ejemplo, el amor de vinculación. Gracias a este amor que nace del vínculo, un niño, que aún no comprende la magnitud y la envergadura del destino, se aferra a su madre o a su padre con el deseo de estar a su lado a toda costa, aunque ya hayan muerto. Así, se desarrolla la dinámica de: "Te sigo a la muerte." Sin embargo, se trata de una dinámica fatal para el sistema, ya que, cuando uno se marcha, también otro se va, en vez de quedarse al menos él. Ahora bien, en cuanto el hijo es capaz de reconocer que el padre sigue viviendo en él, aunque ya haya muerto, que, a pesar de todo, su unión persiste, el padre recibe la confirmación de su derecho a la pertenencia, aunque ya haya muerto. Así, también el hijo, con amor, puede exigirle el reconocimiento de su propia pertenencia, pidiéndole: "Mírame con buenos ojos si aún me quedo", o cualquiera que sea la frase en el caso concreto.

PREGUNTA Vuelvo a preguntar por la efectividad de tu trabajo. Últimamente está cobrando una gran presencia pública, también podría decirse: se encuentra expuesto a la luz implacable de la profesión psicoterapéutica. Cuanto más interés suscita, tanto más grande es también la necesidad de evaluar aquello que haces. Llevando conversaciones con compañeros, una y otra vez surgen dudas y preguntas acerca de la efectividad de tu trabajo. Se dicen cosas como: "Sí, es impresionante, llega hondo, de alguna manera es una intervención relámpago, pero aún no se sabe nada de los efectos que tiene." Actualmente, hasta cierto punto también se intenta integrar tu trabajo en otro sistema grande. La pregunta es si ese otro sistema realmente corresponde a tu quehacer. No obstante, también yo empiezo a sentir la necesidad de comprobar la efectividad de este trabajo al cabo de uno o dos años. ¿Existe la posibilidad de hacerlo, o sería una arrogancia? ¿O simplemente no podemos encontrar una forma adecuada de evaluar este trabajo? Es parecido a hipnoterapia, donde se modifican las imágenes interiores, o se intenta modificarlas, para después dejar que el proceso se vaya desarrollando en el subconsciente. Sin embargo, al cabo de un tiempo, también se pregunta: ¿Es efectivo o no?

BERT HELLINGER Considero legítima esta necesidad de querer ver qué efectos tiene este trabajo. Por otra parte, también es verdad que la persona que quiera valorar este trabajo tiene que haberlo hecho personalmente. Quien lo hace personalmente, ya durante el trabajo recibe un feedback que le permite sopesar qué es lo que ayuda o no ayuda. La respuesta más importante se recibe durante el trabajo mismo con la constelación. En ese momento se puede ver inmediatamente qué ha cambiado en los sentimientos, en la mirada, en el estado de ánimo, en la fuerza de hacer algo. Pero lo que un cliente hace a partir de ahí no puede ser determinado por el terapeuta. Por eso, la evaluación realizada al cabo de un tiempo no es realmente fiable, porque no puede tener en cuenta los muchos otros factores que después también entran en juego. Así, por ejemplo, cuando la lealtad del hijo hacia los padres vuelve a irrumpir, llevándolo a que prefiera la muerte antes que aceptar la solución, se podría pensar que la terapia fue un fracaso. Pero no es así. El paciente sigue siendo libre y puede decidirse también de otra manera totalmente distinta, independientemente de la terapia.

PREGUNTA ¿Qué papel desempeñan para ti la humildad y los gestos humildes, o determinados gestos y posturas, y cómo los encontraste? Ya que es obvio que los diversos gestos de humildad también se conocen en las religiones; por ejemplo, el arrodillarse o el inclinarse hasta el suelo.

BERT HELLINGER He deducido estos gestos de procesos concretos, sin ninguna relación con determinadas religiones. Lo primero que deduje fue que una ligera inclinación de la cabeza hacia delante permite que la energía suba por la espalda hacia delante, es decir, que la postura de mirar hacia arriba obstaculiza el flujo de la energía. Cuando la persona inclina suavemente la cabeza hacia delante, la energía fluye y se establece un mayor contacto con la tierra.

Cuando alguien realiza este gesto delante de sus padres, inclinándose aún más profundamente, realza el orden original, es decir, que los padres son grandes y él, pequeño. La reverencia más profunda va hasta el suelo, y la frase que la acompaña es: "Te doy la honra." Esta reverencia tan profunda, por regla general se realiza ante el padre y la madre, quizás aún ante los abuelos, pero raras veces ante alguien más. Es la humildad más radical. Lo curioso es que, una vez la persona se ha expuesto a ella, puede ponerse al lado de sus padres, a un mismo nivel, sin arrogancia.

Las preguntas fueron formuladas por Wolfgang Lenk, Johannes Schmidt y Brigitte Zawieja.
Comentario a la entrevista con Bert Hellinger en Berlín
de Dr. Albrecht Mahr
(Albrecht Mahr es médico y psicoterapeuta en Würzburg, Alemania)

A mi pregunta por el criterio bajo el que debía leer el texto, me dijiste: "Bueno, quizás haya algunas cosas demasiado osadas en esta entrevista." Quedó abierto qué podía ser demasiado osado y, en un principio, al leerla, tampoco podía imaginarme nada, quizás, porque tus ideas me resultan ya demasiado cercanas, demasiado familiares.

Ahora, lo más importante ?y para una persona menos familiarizada seguramente también lo más osado en tus afirmaciones? me parece aquello que dices de la percepción fenomenológica: se hace posible en una actitud libre de intenciones y de miedos, actitud de asentimiento al mundo tal como es; por el recogimiento sobre un centro vacío donde estamos en contacto con algo sanador, algo misterioso, con el Gran Alma ? "Fenomenología significa visión de Dios", así lo resumes en tu libro "Verdichtetes" (libro de aforismos, pequeñas historias y frases sanadoras; nota de la traductora).

Pero ¿para quién sería osado? Seguramente para una persona comprometida a un constructivismo estricto, que considera la visión de Dios, o lo divino que puede ser visto, sólo una construcción entre otras que "yo" hago. Le resultaría difícil reconocer que las cualidades de la percepción fenomenológica, tal como tú las citas ?y con ello también las fuerzas esenciales de sanación?, únicamente pueden darse en cuanto toda construcción cede; con otras palabras: cuando el yo, que quiere, teme o rechaza, cede y se disuelve en la percepción de lo dado, del ser así ? nadie que actúe, sólo acción; nadie que perciba, sólo percepción; o, referido a los procesos de sanación: nadie que solucione, sólo solución.

Quizás, algunos constructivistas cuestionen el hecho de que también ellos provienen de un gran Todo que, sin conocer nacimiento ni muerte, da todo y toma todo. ¿Quizás sería tranquilizante desenmascarar justamente eso como una última gran construcción? ? Pero no, tanta autosuficiencia sería desesperante.

Así, pues, sería chocante la experiencia de sanación como realización religiosa que, en el sentido de una entrega del yo construyente, significa un "deconstructivismo radical".

Conoces la afirmación del Buda en relación a los tres venenos: avaricia, odio e ignorancia. Es decir, intenciones y esperanzas; rechazo y miedo; y, como veneno fundamental que condiciona a los otros dos, la ilusión de una unidad sólidamente delimitada en su alcance temporal y energético: el "yo". Por mis esfuerzos limitados de comprender este "yo" puedo afirmar que éste sobre todo se constituye por el pensamiento (por el inventar y construir) ?cogito ergo sum. En un principio, es una afirmación tranquilizante; al mirarla más detenidamente, sin embargo, resulta agobiante y angustiosa por su fragilidad. Así, pues, también por mi experiencia con constelaciones familiares intuyo la verdad de la frase de: "El hombre propone y Dios dispone."

Mientras exista la idea de mi "yo", también existen construcciones. Y existen construcciones más o menos buenas. Las construcciones buenas, por muy limitadas que sean, son mensajeras del ser así, de lo divino detrás de Dios, y siempre llevan, de manera explícita u oculta, las características del amor en toda su plenitud: cordialidad, fuerza, entrega, renuncia, luminosidad y liviandad, alegría, humor.

Existe un continuo: desde la construcción total de todos los contextos, como si yo fuera el dueño sobre vida y muerte, el constructor de cielo y tierra; pasando por un progresivo acercamiento de la construcción al centro, a lo misterioso; hasta llegar a la absoluta desaparición de toda construcción en el ser así.

Como esa bella palabra de San Agustín: "Cuando lo mucho desaparece, brota la plenitud."

Por tanto, la percepción se hace posible en la medida en que el yo se calma, de retorno en un proceso de recogimiento hacia un centro vacío, como tú lo describes. Así, desde este centro vacío, que puede ser circunscrito pero no descrito, puede surgir una fuerza que guía ? mientras no se pretenda comprenderla.

Una y otra vez me ocupa la experiencia de este ser guiado en el trabajo con constelaciones familiares. Esta fuerza puede obrar en cuanto mis conceptos, nacidos del yo y atados al yo, ceden a favor de una actitud de servicio, es decir, de orientación en una solución que sobre todo incluye a los desaventajados, que evidencia las muchas fuerzas de la dominancia del yo, dejando que en la meta equivocada mueran, para así rebosar y encauzarse hacia la gran corriente.

De todos los procedimientos terapéuticos que hasta ahora he conocido, el trabajo con constelaciones familiares desarrolla con mucho la mayor fuerza para la sanación. A veces hasta me atemorizan la intensidad y la profundidad que conlleva. Y si entonces me pregunto qué es lo que yo he hecho en todo esto, sólo tengo pocas posibilidades de halagar mi ambición, ya que, con todo lo que soy y he aprendido, simplemente dejé que algo Distinto se apoderara de mí, sirviéndose de mí para hacer este trabajo. De "mí" no puedo decir gran cosa en todo esto ? y eso es fuente de una profunda satisfacción y felicidad.

Ahora, para mí, el trabajo con constelaciones familiares ya va unido a una extraña seguridad en mí mismo, fruto de un olvido de mí mismo, de una confianza ?que ha ido creciendo paso a paso? en ser guiado en el momento en que el trabajo se inicia.

Como ya dije, en el fondo no puedo encontrar nada osado en tu entrevista. Todo lo contrario, aquello que dices me parece tranquilizante, un descanso.